30 años después, algunos kilos de más, pero con el maquillaje y talento intactos, Robert Smith vino a pagarnos una deuda eterna con un concierto sólido y lleno de emotividad, acompañado de Simon Gallup (bajo), Jason Cooper (batería), Roger O’Donnell (teclados) y Reeves Gabrels (guitarra) The Cure superó las expectativas de los más de 60 mil fanáticos que repletaron el Estadio Nacional quienes corearon sin parar el puñado de 42 éxitos que la banda despachó en uno de los conciertos más largos de su historia. Tres horas y media de hits, tres horas y media de pura nostalgia.
Los años parecían no haber pasado. Abrieron con “Open” y recorrieron prácticamente toda du discografía, desde “Three Imaginary Boys” (1979) hasta “4:13 Dream”, editado en el 2008. Sin embargo, el público esperaba el primer hit para desatar la euforia contenida durante las 3 primeras canciones.
Para eso llegaron “Lovesong”, “Push”, “In Between Days” y “Just Like Heaven”, mientras el Nacional vibraba y agradecía esa cálida y, de seguro, inolvidable noche de otoño A pesar de que Robert no habló mucho la conexión fue inmediata. Saludó, agradeció, dijo que se sentía cómodo y que esto era “divertido”. Hasta que luego de 2 horas 20 de concierto fue necesario un descanso para volver, con la voz intacta, junto a “The Same Deep Water as You”, del legendario “Desintegration” (1989). Suficiente para hacernos felices.
Destacaron clásicos como “Boys Don’t Cry”, “Friday I’m In Love”, “Why Can’t I Be You”, “Mint Car”, “Pictures of You”, “Lullaby”, “Close To You” y tantos otros. Para cerrar con “Killing An Arab”, el primer sencillo que la banda grabó hace 35 años. Un show redondo, una puesta en escena impecable y toda la maestría que caracteriza a una banda que trasciende generaciones. The Cure en Chile fue insuperable.
